martes, 5 de septiembre de 2017

Las crisopas

La entrada de hoy se la dedicamos a las crisopas, unos ecoamigos del huerto bastante desconocidos.

Las crisopas verdes  son unos insectos de la familia Chrysopidae del orden Neuroptera, o insectos de alas nervadas. Existen alrededor de  85 géneros y 1500 especies en el mundo. Los miembros de los géneros Chrysopa y Chrysoperla son muy comunes en Norteamérica y en Europa. También hay crisopas marrones, pero pertenecen a una familia diferente, la Hemerobiidae.

CARACTERÍSTICAS
Las crisopas verdes son capaces  de desarrollarse en una amplia gama de condiciones  y sus hábitats suelen ser las cosechas, el campo y los jardines. Son insectos delicados con una envergadura de alas de entre 6 y 65 mm, aunque los especímenes más grandes sólo se desarrollan en las regiones tropicales. Las adultas tienen el cuerpo blando, cuatro alas transparentes que contienen una red de finas venas, ojos dorados y cuerpos verdosos. Se suelen desplazar por la noche y se las puede ver cuando son atraídas por alguna luz. Las crisopas adultas están divididas en dos categorías según sus hábitos alimenticios: unas son depredadoras y otras únicamente se alimentan de melaza, néctar y polen.

CICLO DE VIDA
Los adultos se sienten atraídos por el olor de la melaza de los áfidos (pulgones), por lo que ponen sus huevos cerca de éstos.

Las hembras producen entre 400 y 500 diminutos huevos cada una, y, dependiendo de la especie, los pondrán uno a uno, como es el caso de la Chrysoperla carnea (crisopa verde común), o en grupos. Los huevos tienen forma oval y están adheridos individualmente al envés de las hojas. En un principio los huevos son verdes, pero luego se van oscureciendo.


EMPLEO
Las crisopas (verdes o marrones) son insectos depredadores muy apreciados en muchos sistemas de agricultura. La crisopa verde común es la más utilizada y comercializada, y realiza un control natural de numerosas plagas. Se venden sus huevos o sus larvas, ya que las crisopas adultas no son depredadoras y pueden salir volando a otros sitios.

A la hora de transportar larvas hay que mantenerlas separadas debido a que son caníbales. Se suelen transportar en botes que contengan trigo (para cobijarse unas de otras) o en contendores que contengan celdas.

Las  larvas detectan a su presa mayormente por el sentido del tacto, ya que sus otros sentidos no están muy desarrollados. Tiene forma de gusano, son peludas y tienen unas piezas bucales muy desarrolladas.  Atacan a la presa embistiéndola y atravesándola, la inyecta una enzima y cuando se disuelve el cuerpo de la presa, la succionan. También utilizan su larga cola como agarre estabilizador en el momento del ataque.

La larva también es conocida como: león de los áfidos por su voracidad. Aparte de áfidos, en su menú también se incluye cualquier plaga de cuerpo blando que pueda cazar como las cochinillas de los cítricos y la algodonosa, ácaros, trips, orugas, huevos de insectos, etc. La larva también puede tener un comportamiento alimenticio caníbal si no dispone de otra fuente de alimentación. Durante las 2-3 semanas que se encuentra en este estado puede llegar a devorar hasta 200 víctimas a la semana. La crisopa puede tener de 1 a 2 generaciones al año.

Se defiende de sus enemigos emitiendo un olor pestilente a través de una glándula que posee. Tiene un magnífico camuflaje para pasar desapercibida y durante el día descansa en el envés de las hojas de las plantas.


     

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